Escucho en silencio, lenta melodia,
renacer gozoso del eco perdido,
la memoria en vuelo prestando al oido
musical presencia en la lejana.
Un eco impalpable de tierna armonia,
alegres presencias de dulce sonido,
de oloroso tiempo, alegre y querido,
que en la fuente muda el alma escondia.
Surtidor callado de rayos de oro,
amor infinito de imagen hermosa,
que dentro se lleva, como gran tesoro.
Cuando éste se aleja cual nube ligera,
sus reflejos brillan en la pura rosa,
floreciendo en luces, canciones de espera
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