Cuando la fría tristeza mi alma hiela
y mi sangre, poco a poco, se congela,
viendo que los cimientos de mi vida,
tortuosamente se mueven y tambalean,
sintiendo a mi alma confusa y perdida.
Cuando el temor se hace hielo y miedo,
arañándome el alma con sus frías uñas,
mieda de volver a vivir, sentir y sufrir
lo que no deseo para persona alguna,
aquello que dó grabado en mi silencio
a prueba de fuego, vinagre y tormento.
Es cuando necesito volar y soñar...
Sentado en un solitario banco
en uno, de un parque cualquiera,
sintiendo aromas de primavera,
abrazado a tu cielo azul y blanco,
me invade sin poder remediarlo
un sentir callado, puro y franco.
Tu eres mi único aire,
mi aliento,
cuando a mi alma y ser,
no encuentro.
Aire, brisa y viento, puro, limpio y fresco
caricia de vida que nutre mis adentros,
que envuelve y reconforta mis lamentos,
que me escucha y alimenta en silencio.
A ti, mujer rindo este homenaje,
escribiendo estas letras y versos.
Sentado en un solitario banco
pero no, uno de esos cualquiera
éste es...tu cielo azul y blanco
que reyes y príncipes quisieran.
Tus labios son mi trono,
mi único y verdadero asiento.
Mujer, que mis penas compartes,
que me das, alegría, fuerza, pasión y coraje,
que de mi cuerpo eres deseo y alimento,
siendo de mi alma su esencia y su sangre.
Eres mi trono
donde mi alma se aposenta,
donde reconforto
mis temores, ansias y penas.
Siendo tus besos, el agua viva,
pura y fresca,
que mi alma necesita.
Siendo tu alma y tu cuerpo,
el cálido refugio
donde la mía encuentro.
Donde va cuando se siente vacía y perdida,
siendo sólo tú, su luz, su fuerza y alimento,
confort y descanso, donde tiene su asiento.
Siendo tus labios,
mi único y verdadero
...Aposento.
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